La salud mental puede tener un impacto significativo en la salud de la piel. El estrés, la ansiedad y otros problemas de salud mental pueden desencadenar una variedad de afecciones cutáneas o empeorar las existentes. El estrés, por ejemplo, puede desencadenar brotes de acné, empeorar condiciones como la psoriasis o el eczema, y afectar la capacidad de la piel para sanar.
Además, los hábitos asociados con la salud mental, como la falta de sueño, una mala alimentación y la falta de ejercicio, pueden contribuir a problemas cutáneos como el envejecimiento prematuro, la piel opaca y la inflamación. Muchas veces como consecuencia del desbalance hormonal que estos malos hábitos ocasionan.
Por otro lado, cuidar la salud mental puede tener beneficios positivos para la piel. La reducción del estrés puede ayudar a mejorar la apariencia y la salud general de la piel. Prácticas como la meditación, el ejercicio regular, el sueño adecuado y el autocuidado pueden ayudar a mantener la salud mental y, en consecuencia, mejorar la salud de la piel.
En definitiva, el estar en paz se refleja incluso en nuestro rostro, sonreír más y tener un rictus más relajado harán que los signos del envejecimiento no aparezcan de forma prematura.
Como consejo a tener en cuenta, si sientes estrés, tristeza prolongada, angustia o ansiedad y estos estados emocionales no ceden con cambios en tus hábitos busca ayuda profesional.
Acudir a TERAPIA siempre será un lugar seguro para trabajar las emociones y canalizar los estados de ánimo que en el día a día afectan tu progreso. Recuerda que lo más importante es tu paz emocional, la cual no es negociable.
Besos.
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